Ir al contenido principal

El Tinto Mañanero, Primer puesto Concurso de cuento COOPSENA 2021.

 

                                                    


  
EL TINTO MAÑANERO

Por: Luis Enrique Zúñiga

—¿Un Tintico, profe? —me dice Blanquita, mientras una sonrisa amplia deja ver sus relucientes dientes.  

Son las 7:33 de la mañana bogotana. Acabo de dejar mi auto en el parqueadero, he pasado por el control de ingreso al edificio del extinto Departamento Administrativo de Seguridad – DAS, en Paloquemao y ahora, en un salón del tercer piso, preparo el computador, el proyector y los materiales para la sesión de trabajo con profesionales de la Fiscalía. Nos ocuparemos en la descripción de resultados laborales verificables.

El vasito de cartón deja escapar el delicioso aroma de café entre delgadas nubecitas de vapor.

Blanquita se aleja por el largo pasillo y antes de girar en el fondo me mira desde la distancia. Su exclusiva deferencia se ha repetido 5 o 6 veces durante mi estancia que lleva ya dos meses en este edificio, cuyo único calor proviene de la cordialidad y efectividad de los investigadores criminalísticos con quienes trabajo.

En los breves descansos de nuestras sesiones compartimos historias de vida entre las cuales se destacan las de sobrevivencia en ejercicio de su profesión.  

Recuerdo, especialmente, que Santiago narró los minutos de angustia que vivió hace 28 años escapando aturdido entre lamentos, gritos y escombros después de la explosión de 500 kilos de dinamita cargados en un bus que fue enfilado hacia la entrada de este edificio. Eran las 7:33 de la mañana del miércoles 6 de diciembre de 1989.

Los narcotraficantes de cocaína asesinaron ese día a 63 colombianos, dejaron heridas a más de 600 personas, destruyeron muchos comercios vecinos —fuentes de empleo y sustento—, devastaron el edificio que quedó tambaleante junto a un cráter de 13 metros de diámetro y 4 de profundidad y angustiaron hasta el extremo a una sociedad indefensa, mientras inflamaban sus sanguinarias mentes con ínfulas de invencibilidad.

Hoy es viernes y acostumbramos bajar en grupo a desayunar un “mixto”: un generoso plato, mitad lechona y mitad tamal, que llegan a vender Bonifacio y señora en su furgoneta-restaurante estacionada de manera provocadora a la entrada del parqueadero vecino.

Bromeamos, comemos y aventuramos propuestas para cambiar la empresa, la nación y el mundo.

—¿Con qué va a bajar el desayunito, profe? —pregunta Sandra, cuando hemos avanzado hasta la mitad del suculento avío.  —¿Con cafecito o Coca Cola?

—Con Coca Cola— respondo. —Cafecito ya tomé el que me dio Blanquita a las 7:30.

—¿Cuál Blanquita? —dice Héctor.

—Blanquita… la señora de los tintos del tercer piso.  —Respondo vacilante.

—¡No hay ninguna Blanquita de los tintos! —anota Santiago.

—¡Es más, no hay señoras de los tintos en el edificio! —recalca Héctor.

—¡Profe, está pálido! ¿Se siente mal? —corean los investigadores.

—Le tocó cambiar la Coca Cola por algo caliente.

—¿Un tintico, profe?

∞∞∞∞

 

Comentarios

  1. PRECIOSO RELATO DE LA COTIDIANIDAD CITADINA QUE NOS SORPRENDE CON UN INESPERADO Y SORPRESIVO DESENLACE!!! FELICITACIONES AMIGO LUCHO!!!

    ResponderEliminar
  2. Qué buen cuento, muy bien escrito cómo todos los tuyos. Me encantan los interrogantes, porque te quedas pensando

    ResponderEliminar
  3. Que buen cuento de lo cotidiano.📚

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El Regreso, Letra del Bambuco del maestro Efraín Orozco Morales

El Regreso  (Bambuco)  Estos son los versos que escribió y musicalizó  el maestro Efraín Orozco Morales (Cajibío, Cauca, Colombia)   Escucha la canción Un día tras larga ausencia volví a mis lares cabalgando a lomo de mis lejanos recuerdos: al mirar, otra vez, la belleza de sus praderas en mis ojos quedó grabado el paisaje azul de la edad primera. Qué lindo es volver al solar nativo y poder recordar con los viejos amigos la dulce infancia la pelota de trapo, el barquito ilusión, la encumbrada cometa coqueteándole al sol.   He vuelto a escuchar la voz del riachuelo la mirla gorjeando en la copa florida del arrayán en la torre del pueblo mil campanitas que cruzaron el cielo con las notas de mi cantar. Qué lindo es volver al solar nativo y poder recordar con los viejos amigos la dulce infancia la pelota de trapo, el barquito de papel, la encumbrada cometa tira y pide carretel.   He vuelto a escuchar la voz del riachuelo la mirla gorjeando...

Bolívar, Cauca. En sus 225 años

El 12 de junio de 2019 cumplió 225 años de fundación Bolívar (Cauca),  cuartel general del ejército libertador en la campaña del sur. Originalmente se llamó El Trapiche.  Allí viví mi alegría.  Estas palabras simples están plenas de recuerdos buenos, atiborradas de amor. E sta mañana te saludé en silencio  cuando el sol se asomaba tímido entre el frío bogotano.  Sólo escuchaba mi corazón palpitando acompasado   como si fuese en andas, como otro corazoncito de tu fiesta hermosa,  bajando al trotecito rítmico de los paisanos,  desde La Caldera, San José del Morro, La Cuchilla,  La Pradera o Monteoscuro. Ahora noche, te añoro en la distancia y quiero sentir sobre mi rostro ajado la frescura de tu viento que desciende del cerro tutelar, del pedernal andino, y atraviesa el Edén, tus calles, tus parques y tus torres y envuelve en torbellino las risas de tus gentes, de mis gentes, de ancestros y de amigos, de amores y de anhelos. ¡FELIZ CUMP...